Camino a Oaxaca
Viernes
3 de febrero de 2023
“Dicen
que arriba del cerro,
Hay
un mundo diferente
Dónde
no llora la gente
Dónde
no hay pena y lamento”
-Rubén
Luengas- (Orquesta Pasatono)
I Tierra Blanca
(En memoria del miércoles 02 de marzo de 2022)
No
volverás,
te
has ido al silencio,
a
través de las nubes grises
que
impasibles flotan en el cielo.
No
volverás a pisar,
la
tierra blanca como tus huesos,
ni
en tus manos sostendrás el jilguero.
Y de
tu corazón ya no brota la llama,
ni
de tus ojos la dulce caricia, nunca más.
Justo
ha pasado un año, como si hubieran sido mil.
Después
de todo, ya no importa,
porque
te has ido, sin de verdad haberte ido
para
siempre.
La
muerte es ese lugar sin límites
dónde
la tierra blanca yace como un polvo
que
se acumula sobre los caminos del olvido,
dónde
el sol se oculta detrás de los cerros.
Todo
parece ser vacío,
como
si al vacío le faltara el vacío,
como
si a la tierra blanca le faltara el polvo blanco.
Si has andado por la tierra blanca
sabrás
que las hojas y las flores y las nubes
también
son blancas.
II Tierra verde
Aquí
yacen las esperanzas,
después
del abismo y laberinto,
después
del desierto
y la
desesperanza
aquí
continua el camino,
el
mismo camino
que
tiene el mismo final.
Pero
yo no soy el mismo
y
también lo soy,
cómo
las flores, el pasto y los árboles.
Cómo
la tierra verde
que
renace y crece,
es
tan nueva y eterna,
la
tierra verde,
dónde
también las piedras son verdes.
He renacido de mí mismo
tres
años después de la muerte
he
nacido de la tierra verde,
allá
arriba de los tres eternos cerros,
en
la fotografía de la tarde
que hacen los chiquillos y los perros
mientras juegan en las calles del pueblo.
III Tierra roja
De
la arcilla venimos:
del polvo
eres.
Y a
ella vamos:
en polvo
te convertirás.
En
este viaje,
donde
lo importante es el viaje,
es la
tierra roja
con
la que se moldea la vida.
En
medio hay colores y canto
y sangre
y lucha,
nunca te rindas.
Es la tierra roja,
después de la tierra blanca,
de ella, con el tiempo,
puede nacer la tierra verde
Aquí es donde todos venimos,
entre las piedras,
cargando sobre la cabeza y espalda
con miedo y con dudas,
guardando en la memoria
las luchas y batallas,
los éxitos y fracasos,
dónde todo pasa.
Al final, todo se resquebraja
y de nuevo empieza,
poco a poco,
hasta que se cierran los huecos
del cuerpo y del alma
y bruñimos el corazón.
En horno cocemos al hombre
Al final del camino de la tierra roja.