sábado, marzo 03, 2018

Algo acerca del amor, el perdón y las excavaciones

El amor es paciente, es bondadoso. 
El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. 
No se comporta con rudeza, no es egoísta, 
no se enoja fácilmente, no guarda rencor. 
El amor no se deleita en la maldad, 
sino que se regocija con la verdad.
Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta
1 Cor 13:4-7

Como siempre, estas palabras son en realidad una reflexión para mi, es el intento de excavar las ficciones (como dijera mi amigo Ernesto), las quimeras, que viven dentro de mi. Este ejercicio es torpe, desordenado, disperso, y las más de las veces, el resultado es inesperado. Quiero decir que cuando llego a este lugar, esta especie de lienzo, hay un cúmulo de cosas que tratan de salir a flote, cosas desconocidas que viven, existen, respiran y, muchas veces, duelen, dentro de mi, pero que son realmente desconocidas. No porque su naturaleza sea oculta, sino porque están unidas de tal suerte que forman una masa amorfa e imprecisa, como un collage de recuerdos, emociones, sensaciones, etc.

El tiempo, o eso que percibimos como tiempo, posee dos de las características más desfavorables que conozco: o funciona como engrudo o funciona como navaja, es decir, cuando permitimos que el tiempo sea un aliado de la rutina, forma un engrudo, un pegamento en el que cada experiencia, emoción, sensación, etc. son unidas a ese collage del que hablaba, un cuadro cuyos elementos se desdibujan y pierden coherencia, es decir, uno va acumulando y acumulando hasta que las cosas pierden sentido y vivimos esa vida inerte y vacía, sin principio, ni final, un cuadro de la desesperanza, que tarde o temprano explota violenta y dolorosamente. 

La otra posibilidad es que el tiempo sea una navaja, es decir, cuando no permitimos que las cosas se acumulen sin sentido, sino que, como si empleáramos una navaja fina para ir quitando continuamente las capas que se acumulan, fuéramos desentrañando estas emociones y sensaciones, hasta darnos cuenta que cada vez debemos ir mas profundo, y entre más profundo, más doloroso e incierto resulta. Creo que los artistas experimentan continuamente este caso, tienen la carne viva.


En ambos casos, el resultado final es una especie de preparación del terreno, es decir, hay que estar dispuesto, de forma consciente a experimentar alguna de estas dos formas de limpieza por decirlo de algún modo. Esto es un poco confuso de explicar y trataré de profundizar de la siguiente manera:

Todos hemos experimentado, en alguna etapa de nuestras vidas, un momento en el que nos sentimos heridos, lastimados, traicionados o engañados. también he escrito anteriormente que en realidad eso que sentimos, por muy profundo y doloroso que sea, es en realidad producto de nuestras propias carencias y fracasos y casi nunca de las acciones de nuestros semejantes.

Creo que nuestra vida es como construir una casa, nueva, hermosa, flamante y luminosa y que con el paso del tiempo, quizá a causa de la monótona rutina, del descuido o del uso excesivo, todo termina siendo un montón de ruinas. Cuando nos damos cuenta de eso, de que todo lo que hemos dado, de cuanto hemos amado y entregado, ya no es nada, sino sólo un montón de escombros, es entonces que el dolor y la desesperación invaden nuestra vida. Cuando creemos que ya no podemos amar más, ni dar más, ni entregar más.

Yo lo he pensado así, sin embargo, entendí que aquello que construí, no era el producto de mi capacidad de amar. Entendí que el perdón es una de las dos posibilidades de las que hablé antes, es derribar de forma violenta esas ruinas o lentamente quitar piedra sobre piedra hasta que todo el terreno quede limpio y nuevo. Si dejas las ruinas, nada puedes construir de nuevo.

Creo que el amor  es aquello que eres capaz de dar, las piedras son solo piedras y pasarán, el dolor, el enojo, la desesperación pasarán si estás dispuesto a quitar todo, pero el amor no pasa, no se destruye

Habrá quien me pueda preguntar ¿cuántas veces es necesario volver a empezar?, yo creo que tener vida es la oportunidad de empezar cada día. 

Siempre trato de recordar las palabras de Pablo, sobre todo la parte que dice "Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta" 

viernes, marzo 02, 2018

No hay peor despedida

Lo peor del amor es cuando pasa,
cuando al punto final de los finales
no le quedan dos puntos suspensivos…
- J Sabina-



Creo que no hay peor despedida que aquella en la que ya no hay palabras. Que aquella que no sientes como despedida, porque el final de algo es aquel en el que el futuro ya no importa.

No hay peor despedida que aquella que no duele, ni siquiera la muerte es una despedida, es, tan solo, la vuelta a una página. Aquello que te devora, te duele y te carcome hasta los cimientos de tu propia existencia, ese no es el final de algo, sino el anhelo de las cosas que aún están por suceder. Desde mi perspectiva, por supuesto equivocada, cuando te sientes herido, lastimado, traicionado, en realidad es sólo la parte de ti que cree que es importante, que cree que ha sido lastimada, traicionada, herida.  Un día Alicia me dijo que en realidad todo pasa, que tarde o temprano todo deja de importar y de doler. Cuando me lo dijo no le creí; pensé que en realidad deberían existir cosas cuya perdida deberían doler hasta el alma y para siempre, creo que si existe ese dolor, en realidad proviene de uno mismo, es decir, del interior; las acciones de nuestros semejantes que creemos nos hieren y lastiman, en realidad son solo un reflejo de nuestras propias carencias, de nuestros fracasos.


Si algo te duele, no es el final, si sigues pensando en ello, no es el final. El final es mudo, oscuro, silencioso, es algo que no percibes, es indoloro, invisible.


Quisiera revisar nuevamente lo que he escrito, pero esta es una de esas cosas que así como me han salido se quedan.