lunes, diciembre 18, 2006

Cena de navidad

Porque todos los finales
son el mismo repetido.
Y con tanto ruido,
no se oyó el ruido del mar.
- J. Sabina -

Pues al fin sucedio, me compre un coche, queria uno nuevo del año, pero gracias a muchos amigos y a mi papá me convencí de que lo mejor era comprar uno usado, sobre todo, porque seguramente le iba a poner sus buenos madrazos. Luis Lara me está enseñando a manejar y creo que después de tres lecciones no lo hago tan mal, digo, ya sólo choco contra las aceras, los postes, los peatones, los otros coches, los perros y los topes, sobre todo con los topes.
Por tercer año consecutivo, se llevó acabo la cena anual de la Banda Pistera de la Fefa, como siempre uno de los mejores momentos del año, risas, buena comida, amigos, piñata, ron, tequila. Escucho a Sábina porque siempre hay algo que escucharle, por ejemplo esa canción que dice "Ella le pidió que la llevara al fin del mundo, él puso a su nombre todas las olas del mar...". Acabo de terminar de leer Eragon de Christopher Paolini, ya sé que es como leer Harry Potter, pero qué quieren, siempre hay que leer algo, me permito recomendarlo, digo tiene sus cosas buenas y malas, como casi todo en la vida. Pronto será año nuevo, será el segundo año que haya dejado la escuela, quién lo fuera a decir, eso de extrañar la escuela no parecía para mi, siempre fui un mal estudiante, hay que aceptarlo, pero extraño a la banda, los pasillos, los atardeceres, las desveladas, las pedas, todo.
Empecé algo nuevo, en realidad no sé si lo empecé o lo terminé, pero han vuelto las ganas de escribir, hay Sábina... "pongamos que hablo de Madrid". Tambien decidí dejar de trabajar tanto, deje de fumar, en la medida de lo posible claro está, decidí que deo dejar de vivir con mis papás, que haré todo lo posible para ir a Barcelona y que debo ir a ver al doctor mas regularmente. Después de todo, la vida no es tan mala.
Al toby le salio una bolita en la cabeza, en realidad no recuerdo si ya la tenía, pero lo voy a llevar al veterinario, eso me tiene muy preocupado, no sé hasta que grado amo a ese perro, pero es una de las cosas más importantes de mi vida, no sé si alguien se ha fijado como los perros sonrien, bueno, el Toby lo hace, cuando lo saco a pasear al parque y se detiene un momento sonriendo como diciendo "me das permiso" y en cuanto abro los brazos se hecha a correr entre el pasto y los árboles.
Feliz Año a todos, que Dios los bendiga, les deseso, sí, lo mismo de siempre, mucha felicidad, amor, salud, paz, que a fin de cuentas es lo que realmente importa

miércoles, diciembre 06, 2006

Acapulco


Yo sé que a mucha gente la idea de ir a acapulco le ha de disgustar, digo, no es como Cancún con su mar azul y su arena de talco, ni como Vallarta con centenares de palmeras y atardeceres espectauclares, ni ese aire de estar en un país completamente diferente, para donde sea que volteamos pura gente güerita. No, Acapulco es distinto, horrible cuando en las temporadas vacacionales medio chilangolandia se traslada para allá. fuera de la Costera las calles son como las de cualquier otro pueblo, con mar, pero un pueblo a fin de cuentas. Uno puede encontrar en las casas gente quemando hojas de palmeras para auyentar a los mosquitos, basura en las esquinas, el mercado huele no sólo a pescado podrido, sino a diezmil inmundicias más, tan sólo a dos calles de la zona hotelera se encuentran los puteros con resplandecientes luces de colores de neon. Pienso que Acapulco es como una mezcla de todas las cosas, no estoy muy seguro de como es que quiero decir esto, pero es como estar en el centro de todo, de la pobreza, de la prostitucion, del lujo, de la muerte y de la vida, del humo de los coches, del aire fresco y salado, en medio de las miradas y oidos y bocas de todas las cosas.


Pero luego, si te sientas en la arena, a la hora en que no es de día ni de noche, en que, como dijera Ivonne, el azul del mar y del cielo son uno mismo, y te quedas allí mientras las olas te bañan los pies, mientras el aire salado sopla en todas partes e inunda tus pulmones, entonces todo deja de existir. Es como estar en toda partes y en ninguna.


Desde la azotea de la casa de la Abuelita de Isra, se puede contemplar las casas y la luces nocturnas del puerto, es uno de los mejores lugares, te sientas a escuchar los grillos, el sonido del viento entre los árboles. Y de nuevo ves la gente caminando somo si en realidad no tuvieran que ir a ninguna parte, las olas lejanas nocturnas y oscuras, las estrellas, escribo esto para mi, el faro y te quedas en paz.