viernes, noviembre 14, 2008

Metafísica del Comportamiento Humano: 1 Las constantes humanas


Mika Waltari escribe en su famoso libro Sinuhé el Egipcio lo siguiente "Todo vuelve a empezar y nada hay nuevo bajo el sol; el hombre no cambia aun cuando cambien sus hábitos y las palabras de su lengua [...] He visto muchos cataclismos en mi vida, pero todo está como antes y el hombre no ha cambiado. Hay también gentes que dicen que lo que ocurre nunca es semejante a lo que ocurrió; pero esto no son más que vanas palabras". Porque de cierto modo, muchas cosas son distintas, pero las cosas que son distintas, no incluyen del todo a los hombres ni a las mujeres, sino las cosas que los rodean, y por eso creo que Mika Waltari tenía razón. Creo que no es necesario que mencione la incontable cantidad de cosas que vivimos hoy, me refiero a eso que llamamos modernidad, porque mañana no significaran nada, serán solo parte de ese animal monstruoso e implacable llamado historia. Lo que en verdad quiero anotar aquí, es algo que surge de una pregunta eterna y compleja ¿podemos los seres humanos cambiar? He visto a muchos hombres y mujeres tranformarse, enfermos sanar, sanos enfermar, lucidos perder la cordura, abandonados, adoloridos, aquejados, tranformarse en otras personas, para bien o para mal, eso no importa -espero despúes hablar sobre el bien y el mal- lo importante es que hombres y mujeres, día a día, sufren catástrofes personales, hechos y vivencias que los tranforman superficial o profundamente según el caso, pero entonces, ¿cómo es posible que todo siga siendo lo mismo, tal y como lo afirma Waltari?.

En sus Momentos Estelares de la Humanidad, Stefan Zweig nos brinda una ojeada a ciertos instantes que hacen brillar a la humanidad, por decirlo de algún modo, momentos donde la ruptura entre lo que conocemos y estámos por conocer adquiere proporciones descomunales. Es decir, momentos de cambio absoluto. Quizá los griegos a través de Heráclito lo sabían desde entonces: en la vida "nada es permanente a excepción del cambio". Entonces, si hacemos un análisis un poco más detallado de estas ideas, tenemos que, quizá, las tranformaciones, eso que llamamos cambio, evolución, metamorfosis, etc. es parte inherente a la condición humana, a diferencia de los millones de especies que habitan en este planeta, el ser humano es la única que tranforma todo lo que lo rodea, para hacer su vida más placentera. Y recaigo en lo que dije hace apenas unas líneas, todo lo que lo rodea, pero también, como ya lo dije, si suceden eventos profundos -ficciones diria Sabato- catastrofes interiores, quizá entonces también ese espacio oscuro e indefinido que somos nosotros mismos, sea capaz de tranformarse.
En el mítico templo de Delfos se encuentra la inscripción nosce te ipsum, conocete a ti mismo, que más allá de parecer lema de superación personal, es, para la gran mayoria de las personas y religiones, y quizá tiendas deportivas, la dirección definitiva hacía donde deben orientar sus pasos si es que algún dia desean adquirir sabiduria o conocimiento o qué se yo. Es decir, conocerse a uno mismo parece una tarea imposible si todo cambia. Recuerdo la vez que volví a pasar por una calle en la que no había pasado cerca de diez años, nada era como lo recordaba, ni las casas, ni los comercios, ni las luces del alumbrado público, ni los puestos de periodicos, ni nada. Que difícil resultaria conocerse a uno mismo, si las emociones, pensamientos, ideas, dialogos, creencias, etc. cambiaran de pronto como resultado de todo lo que ya dije y me da flojera volver a escribir.
Y entonces ¿cómo conocernos a nosotros mismos, si todo cambia?
Supongamos algo, supongamos que casi todo cambia, pero "algo", pase lo que pase y suceda lo que suceda permaneciera constante, como punto de partida de cada ser humano, un comportamiento que sin importar los siglos de los siglos, las modas, los gustos, los horarios, las tendencias, etc. permaneciera en el centro de cada persona y dirijiera su vida. Un espacio donde se concentrara la naturaleza misma de un individuo, hombre y mujer y desde la cual, sin importar que dirección se mire, se pueda contemplar a la misma persona. Como aquella calle que desde afuera, pareciera ser otro lugar, y sin embargo, es la misma calle, el mismo espacio y lugar. Parece una idea loca, pero hablaré de ella en este capítulo, aunque en el siguiente post porque esté ya se extendió demasiado.

1 comentario:

questiongirl dijo...

ahhhhhh mi libro favoritooooo!!!

qué pena que mi padré lo tiro sin querer a la taza del baño en una de esas hurtas de lecturas urgentes ante un estriñimiento :-(

aun despues de 14 años de haberlo leido, sigo fantaseando con bailes taurinos...
carpe diem