viernes, octubre 22, 2021

Las Palabras

Oh, let me see your beauty when the witnesses are gone
Let me feel you moving like they do in Babylon
Show me slowly what I only know the limits of
Dance me to the end of love
-Leonard Cohen -

Estoy seguro que no es uno quién escribe las palabras, sino que, muchas veces, ellas nos escriben a nosotros. Yo no soy muy conciente de cómo es que sucede eso. Me imagino que la percepción es una especie de puerta, unas veces está cerrada y otras abierta. Muchas veces es sólo una idea, una diminuta partícula de un pensaiento o emoción lo que me impulsa a escribir; y por si mismas las palabras empizan a salir. En ese sentido, muy pocas veces sé cual es el final de lo que estoy escribiendo. Cada cosa que escribo es como emprender un camino desconocido e incierto. 

Empece este post, porque mi amigo Iekc me dijo que le gustaba leer mis palabras; y después de haber visto el discurso de Leonard Cohen cuando recibió el premio Principe de Asturías (2011), pense que sería justo hablar de como es que para mi las palabras han sido el vehículo conductor para descubrir la persona que verdaderamente soy.

Siempre supe que hay una belleza  oculta en las cosas, una belleza que sólo puede percibirse en ciertos momentos y circusntancias. Del mismo modo en que siempre supe que mis habilidades manuales eran muy limitadas. Yo veía a otros niños capaces de dibujar o moldear con sus manos o incluso, tocar algun instrumento musical. Yo era, y sigo siendo, terriblemente malo para ello. Al mismo tiempo descubrí que era muy timido y que comunicarme con otras personas era muy difícil pára mi.  De tal modo que, aunque era capaz de descubrir, percibir y admirar un mundo diferente, un mundo que muchas veces dolía, no era capaz de comunicar a otros, ni a mi mismo, esa gama de sensaciones, emociones y pensamientos que experimentaba.

Siempre me gustó leer, aprendí, incluso, antes de los seis años, al prinicpio no entendía lo que leía. Hasta que cumplí siete años fuí capaz de entender un cuento. En casa de mi abuela muchas veces no había energia electrica en las noches y nuestro entreteniumiento era leer cuentos infantiles a la luz de las velas. 

Cuando cumplí trece o catorce años, tuve que empezar a entregar mis primeras tareas escritas con mis propias palabras. Allí descubrí que no era lo que yo quería decir, que decir palabras con la voz no era lo mismo que escribirlas. Las palabras escritas tenían que ser más precisas, mas claras, más certeras y con un mayort significado, porque no van a compañadas del tono, volúmen, intención y demás características que el sonido de la voz da a las palabras.

De igual modo, descubrí que a veces, cuando las palabras se unen unas a otras, producen un sonido, como el de la música, pero sin los intrumentos. Y más aún, que las palabras, juntas unas con otras, producen múltiples significados al mismo tiempo.

Mucho tiempo después desubrí que las palabras eran el camino hacía mi mismo, hacía lo que verdaderamente quiero decir. Requieren de tiempo y esfuerzo y recorrer el camino a muchas veces doloroso e incierto. Porque no hay batalla más dura  que la que se lucha con uno mismo.




 

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